Protegida por el lobo y al demonio

Capítulo 1 ☆:** Capítulo 1¿Boda real o boda falsa Parte 1

Emily Gold provenía de una de las familias más adineradas de Boston, tenía todo aquello que una persona podía anhelar, pero no era feliz. Por supuesto, la abundancia en su vida era tan solo material. Sí, su papá la quería, pero nunca había sido capaz de ayudarla a enfrentar las cosas duras de su vida. Tenía también a su abuelito, pero quería más amor y quizás eso la hacía egoísta.

Mientras se miraba en el espejo de su habitación empezó a pensar en que su boda no era lo que esperó toda la vida. Anhelaba estar en el altar al lado del amor de su vida… Alec. Y sin embargo las cosas no resultaron así.

Emily estaba fingiendo casarse, pero lo triste no era eso pues su futuro falso marido era una persona increíble. Lo más triste era que debido a cómo estaban las cosas con Alec nunca tendrían nada serio y ella no podía considerar el casarse con otro que no fuera Alec, así que aquel día falso sería quizás su única boda. —y hacer feliz a su abuelo era lo único que importaba—

Aquel evento…bueno había mucho que contar, pero en resumidas cuentas no era algo que se llevaba a cabo por amor, pero era lo mejor sí consideraba la vida de mierda que llevaba junto a su madre. El engaño le permitiría irse de casa y eso era ya una ganancia. Su abuelito era viejo, bastante y estaba enfermo —por eso no haría nada que pudiese generarle angustia—.

Ella fingía no saber sobre su condición de salud pues comprendía que la dignidad de su abuelo estaba en juego. Él se avergonzaría de estar mal, pues él era así, entonces, verla de novia ese día sería quizás su única oportunidad.

Aunque sencillo tampoco era todo aquello pues su abuelo no aprobaba al novio. ¡Vaya lío! Esperaba de verdad que las cosas resultasen bien.

Una lágrima se le escapó mientras acariciaba los pliegues de su vestido de novia. Aunque no era lo que parecía, aunque engañaban a todos verse a sí misma vestida así la ponía triste. Nadie podría convencerla de no “casarse” pues con esa boda su madre la dejaría en paz, pero estaba triste.

Mirando a su alrededor sonrió un poco, su habitación era bastante austera. Una cama, un tocador y su escritorio. Nada extravagante, de hecho, aquella habitación era igual que ella, sencilla.  

Aunque para su madre la palabra sencilla no describía a la habitación… mucho menos a Emily, para ella su hija era una simplona. Siempre supo que su madre sentía vergüenza de ella, aunque jamás comprendió por qué.

Cuando cumplió 10 años aceptó que nunca la querría y a los 14 empezó su pesadilla. Por eso dejó de tratar de agradarle y se dedicó a sobrevivir. Dejando eso aparte Emily observaba su celular, se sentía nerviosa pues quería… necesitaba hacer esa llamada y escucharlo antes de unir su vida a la de otro hombre. Si quería que la farsa funcionara, Alec debía enterarse.

… Uno, dos, tres timbres y ahí estaba… esa voz… el dueño de su corazón.

—Hola, Alec.

— ¡Emi, me sorprende tu llamada! Tenemos ya varios meses sin hablar.

—Alec, hay algo que debo decirte… — sonaba tan tensa que era increíble que no se diera cuenta. —

—Emi, dime que me perdonas, que mis errores del pasado ya no evitarán que estemos juntos. Debo contarte cosas sobre mí, sobre lo que soy…

— ¿Juntos?… ¿Lo que eres?

¡¡Noo!! ¿Por qué le salía con eso de estar juntos, ahora? ¿Y qué demonio se suponía que era… un perro?

—Si Emi, nada nos separará ya.

— ¿Por qué no me dijiste esto hace unos meses…? ¡Dios!, ya no puedo dar marcha atrás.

— ¿Marcha atrás? Emi, pequeña, te tengo grandiosas noticias, luego me explicarás de lo que sea que estás hablando.

—Yo también te tengo noticias. Verás, hoy es el día de mi boda.

El silencio que siguió a su anuncio fue eterno para Emi, ¿Habría cortado la llamada?

— ¿Alec, estás ahí? 

— ¿Tu boda? ¿De qué mierdas hablas? Emi, regreso pronto al país, te amo. No sabía que tenías novio.

—No tenía novio, es un amigo de varios meses que me ha pedido que nos casemos y la verdad es que mi vida en casa es tan dura que prefiero irme con él.

— ¿Te vas a casar con alguien que conoces hace meses? Tú me amas, no puedes casarte con otro.

—Ególatra.

—Honesto. Solo constato un hecho. Eres mi compañera

— ¿Tu compañera? Alec, solo porque te amé en la infancia…

—Hablemos ya como adultos, Emi. Tú no has dejado de amarme.

—Yo…

—Te conozco, me has amado siempre. Puedo sentirte desde aquí, escuchar tu corazón.

— Si claro, porque eres Clark Kent y tienes superaudición. Déjate de idioteces. Sí, te amé en la infancia, ¿pero eso de que me sirvió? Te amé… te amo… sí, ¡qué más da que te lo confirme! Pero nunca fue igual. Para ti era una niña tonta que te seguía a todas partes. Cuando esos hombres me atacaron…

— ¿Cuáles hombres?

—Alec…

—Emily, DIME. DE. UNA. PUTA. VEZ. DE. QUÉ. HOMBRES. ESTÁS HABLANDO.

—Ya no importa. ¿Y cómo podrías tener idea de sí tengo novio o no? No hablamos hace mucho tiempo. A menos que mi abuelo siga de alcahuete contigo, diciéndote lo que no debería.

— ¿Cuál es su nombre, pequeña? El nombre del bastardo al que le arrancaré la garganta por ponerte una mano encima. Dímelo por favor. Y sí, tu abuelo parece ser al único al que le agrado.

— ¿Arrancarle la garganta? Usas palabras raras hoy.

¿Qué demonios le pasaba a Alec?, pensaba Emily. Jamás acabaría de entenderlo. 

—Michael Thompson. Su padre es dueño de una empresa de importaciones.

—Michael Thompson… ¡Pero si es gay! Maldito Lupino, ya me va a oír… él sabe

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